Gustavo Petro, presidente de Colombia y Luis Inácio Lula da Silva concordaron en la decisión de promover nuevas elecciones presidenciales en Venezuela como una solución a la crisis política del país.
Ambos presidentes hablaron de la importancia de crear un comité electoral que incluya a miembros de la oposición y observadores internacionales para garantizar la transparencia del proceso. Lula da Silva, en una entrevista, instó a Nicolás Maduro a convocar estos comicios, sugiriendo incluso la posibilidad de un Gobierno de coalición entre el chavismo y la oposición.
Aunque inicialmente la Casa Blanca pareció respaldar esta postura, luego aclaró que el presidente Joe Biden había malinterpretado la pregunta, reiterando que Estados Unidos reconoce a Edmundo González Urrutia como el ganador legítimo de las elecciones pasadas, y denunció el fraude electoral orquestado por Maduro. María Corina Machado, líder opositora, rechazó la idea de nuevas elecciones, calificándola de una falta de respeto hacia los venezolanos que ya se manifestaron en las urnas.
Mientras tanto, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, decidió distanciarse de la mediación, apoyando la idea de que el Tribunal Supremo venezolano, controlado por el chavismo, sea quien resuelva la controversia electoral.