La cifra de personas heridas asciende a los casi 55.000, entre niños y adultos, la mayoría presenta fracturas y golpes de gravedad.
El número de muertos sigue aumentado tras el feroz terremoto que ocurrió el pasado lunes en los países de Turquía y Siria, este miércoles 8 de febrero las autoridades reportan que la cifra de personas fallecidas alcanza los 11.200, de los cuales 8.574 se produjeron en Turquía y 2.662 en Siria.
También reportan que la cifra de personas heridas asciende a los casi 55.000, entre niños y adultos, la mayoría presenta fracturas y golpes de gravedad.
«Aquí en Kahramanmaras, en el epicentro del terremoto que golpeó diez provincias, puedo decir que por ahora hay 8.574 muertos y 49.133 heridos», declaró el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Muchos de lo habitantes de las poblaciones golpeadas por el sismo, han manifestado que no han recibido ninguna ayuda por parte del Gobierno, y ante las criticas el presidente turco Erdogan indico que se desplazará hasta la provincia de Hatay, que se encuentra gran afectada.
«Creo que mis ciudadanos, que siempre fueron pacientes, seguirán siéndolo, bajo la coordinación de AFAD (la agencia de emergencias turca) el Estado está aquí», declaró Erdogan.
«El primer día hubo algunos problemas, pero el segundo y hoy las cosas están bajo control. Empezaremos a retirar los escombros y nuestro objetivo es reconstruir las viviendas de Kahramanmaras y las otras ciudades afectadas en el plazo de un año», aseguró el presidente, quien además ofreció ayudas económicas.
60.000 personas pertenecientes a los equipos de rescate de socorro se encuentran realizando las labores de búsqueda en la zona más afectada, pero las condiciones climáticas han impedido que algunas zonas la ayuda no llegue.
La devastación cada vez se vuelve más dramática, la falta de servicios y bienes básicos hacen de esta situación más difícil, la falta de agua, electricidad, calefacción y combustible.
«¿Qué ha pasado con los impuestos que pagamos? ¿Dónde está la Media Luna Roja? No hemos recibido nada. Estamos haciendo nuestras necesidades entre cuerpos hinchados. Nos han dado una tienda en la que vivimos tres familias, pero tememos que los niños se congelen», relataba una mujer superviviente de Kahramanmaras a Halk TV.
«Ninguna gasolinera tiene combustible en la región. Muchos vehículos se detuvieron en la carretera al vaciarse sus depósitos. Las máquinas de trabajo tampoco pueden funcionar cuando se les acaba la gasolina», aseguró.