En una reciente jornada de Gobierno con el Pueblo en el departamento de Montería, el presidente Gustavo Petro sorprendió al público al extender una invitación al exlíder paramilitar, Salvatore Mancuso, para que se reuniera en la Casa de Nariño. Esta propuesta, que busca cerrar un capítulo doloroso de la historia colombiana, ha generado controversia y debate en el país.
Durante su intervención, el presidente Petro expresó su deseo de invitar a Mancuso a la Casa de Nariño para dialogar y buscar una reconciliación nacional. Destacó la importancia de este encuentro simbólico entre dos cordobeses, con orígenes similares pero trayectorias divergentes, como un paso hacia la comprensión y la paz en el país.
La decisión de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) de asumir el caso de Mancuso y definir su situación legal ha sido respaldada por el presidente Petro. Considera que es fundamental unificar los procesos investigativos judiciales en una sola entidad para evitar la impunidad y avanzar hacia la verdad y la reconciliación.
Tras la apelación presentada por la defensa de Mancuso, la Sala de Apelaciones de la JEP decidió asumir el caso en su totalidad. Esto significa que el tribunal llevará a cabo todas las investigaciones pertinentes y determinará la situación legal del exparamilitar, incluyendo la posibilidad de su libertad.
El presidente Petro subrayó que la verdad es fundamental para lograr la reconciliación nacional. Enfatizó que la paz y la seguridad en el país requieren enfrentar la impunidad y establecer la verdad sobre los hechos ocurridos durante el conflicto armado.
La invitación de Petro a Mancuso ha generado diversas reacciones en Colombia, con opiniones divididas sobre la conveniencia y el significado de este encuentro. Mientras algunos ven en esta propuesta un paso hacia la reconciliación y la construcción de paz, otros expresan preocupación y escepticismo ante la posibilidad de otorgar visibilidad y legitimidad a un exlíder paramilitar.