La tarde del miércoles 27 de marzo, la pequeña Camila Gómez Ortega desapareció en el barrio La Florida, en Taxco, Guerrero, México. Su cuerpo fue encontrado en la carretera Taxco-Cuernavaca la madrugada del jueves 28 de marzo. Familiares bloquearon la avenida Los Plateros exigiendo justicia. Durante las protestas, intentaron linchar a tres personas sospechosas, dos hombres y una mujer.
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Camila fue vista por última vez en la casa de una vecina donde había sido invitada a jugar. La madre recibió llamadas extorsivas exigiendo dinero a cambio de la liberación de la niña. Un video muestra a la vecina sacando objetos de su casa, lo que levantó sospechas sobre su participación en el crimen.
La familia de Camila presentó una denuncia ante la Fiscalía, pero no se tomaron medidas. La falta de respuesta de las autoridades provocó la ira de la comunidad. Tras horas de espera, una turba asaltó la casa de los sospechosos, golpeándolos brutalmente. La mujer acusada murió a causa de los golpes.
Las autoridades anunciaron una operación para capturar a los responsables, pero la falta de acción previa generó indignación. El alcalde minimizó el crimen, lo que agravó la indignación pública. El caso de Camila refleja la impotencia y la frustración de la comunidad ante la ineficacia de las autoridades para brindar justicia.