Este 1 de octubre Irán lanzó un ataque contra Israel, disparando aproximadamente 200 misiles; esto como respuesta al asesinato de líderes de alto perfil, como Ismail Haniya, líder de Hamás, y Hasán Nasralá, secretario general de Hezbolá, en operaciones atribuidas al gobierno israelí hace poco más de una semana.
La Guardia Revolucionaria iraní justificó la ofensiva como una venganza que ya estaba advertida, y ahora el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu dijo que los iraníes «pagarán el precio» de lo que hicieron pues ya se está analizando el nivel de respuesta con todas sus capacidad de «ataques precisos».
Este evento sigue a un contexto de creciente tensión en la región, marcado por los ataques del 7 de octubre de 2023, cuando militantes de Hamás atacaron a civiles israelíes, lo que resultó en alrededor de 1,200 muertes. En represalia, el gobierno de Benjamín Netanyahu lanzó una intensa ofensiva en Gaza, que ha causado más de 41,600 muertes, mayormente entre mujeres y niños.
Además, Israel ha realizado bombardeos en el Líbano, provocando más de 550 muertes y miles de heridos. Estos ataques han desplazado a muchas personas, quienes temen nuevos asaltos. La situación se complica con la implicación de Irán, lo que eleva el riesgo de un conflicto a mayor escala, especialmente dada la posibilidad de que Estados Unidos refuerce a Israel ante este nuevo escenario bélico. La comunidad internacional observa con inquietud, mientras el conflicto en Palestina continúa bajo el patrocinio de Estados Unidos.